Estaba tomando mi caballito de tequila y María, la bella María, me preparaba unos chilaquiles y ponía, además, unas fastuosas rebanadas de queso Cotija en el molcajete con guacamole. De una mesa cercana un paisa me gritó: -“Oye, carlitos, ahora resulta que los diputados trabajan pensando en nosotros los pobres, y que los orondos senadores de la república velan por nuestros intereses, o sea que gobiernan o legislas o lo que sea por el bien de México. ¡Sí, Chucha!-“. Yo, levanté mi copa y le dije que tenía toda la razón. Que el: “¡Sí, Chucha!, que gritaba lo calificaba todo. Y que ese ¡Sí, Chucha!, yo lo escuchaba en todas las democráticas cantinas a las que asisto. Pero que también, los compas taxistas, y los campesinos, y los estudiantes y las amas de casa y los obreros sin trabajo y los trabajadores corridos de sus empleos por el presidente del empleo, también lo lanzaban al aire, y que si todos los mexicas inconformes con este gobierno casi fascista exclamáramos al aire y al mismos tiempo, el ¡Sí Chucha! se escucharía hasta en los mismos cuernos de la luna. Sí, así es mis estimadas amigas insumisas y no pripanistas. La inconformidad popular está en la zona roja, está el índice de coraje marcando en el número 100, está el índice de la rabia y el descontente de la raza de bronce en los límites más altos de la escala de medición. María vio mi tristeza y me tendió sus brazos y yo, con el permiso de los paisas de Mi Oficina, no me hice del rogar y venciendo mi ancestral pudor republicano le di un abrazo, fuerte, apretado, sentido, ante los ¡oles!, y los gritos de aprobación de la canalla –Lope de Vega dixit-, de este lugar de respiro y de divagación y de reflexión ciudadana que es esta Mi Oficina. Ya recuperado el aire, ya tranquila mi alma después de ese abrazo, ya después de otro trago tequilero, pensé en los otros mexicas que sufren el acoso de los soldados en las carreteras, en los ejidos, en los ranchos, en sus casas, en sus negocios. Pensé en los otros mexicas que sufren al viajar por carretera por el otrora libre México de mis recuerdos y en los retenes los hacen pasar como si fueran criminales en potencia. Ante estas villanías autoritarias, es claro lo que los mexicanos golpeados expresan ante los discursos del presidente en turno y de los diputados y senadores: “¡Sí, Chucha! Digo, ¿no? Vale. Abur.
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9 de diciembre 2009
El pueblo hermano de la república de Bolivia refrendó su libertad y su compromiso con las mejores causas populares: el apoyo total y firme a los usos y costumbres de la población –mayoritaria- indígena. Sí, votó por que Evo Morales continuara al mando de las instituciones que rigen a ese país. Y con esta actitud Bolivia ha alcanzado niveles jamás soñados en los regímenes anteriores que fueron dominados por gobernantes insensibles, fascistas algunos y de tendencias neoliberales que empobrecieron y degradaron la justicia y hundieron en la corrupción y el fraude a los ciudadanos. Cuando entró en la escena política, en su primer gran triunfo electoral Evo Morales cambió los rumbos, metió en la cintura a los horripilantes derechistas
–léase los ricos, algunos eclesiásticos, los potentados, los terratenientes, los empresarios gordos y los políticos cínicos- y en su primer período presidencial las cosas cambiaron y ahora, reconocido por tirios y troyanos, el rumbo democrático y el reparto equitativo de la riqueza, el apoyo fundamental y cierto al campo y a los campesinos, el defender las propiedades de la nación, el amparar sus minas, sus ríos, sus bosques, pero sobre todo gobernar para el beneficio colectivo, sin trampas, sin robos, sin claudicar, sin entregarse a los intereses trasnacionales, con esa política, Evo Morales y su nación Bolivia entraron en los caminos de la liberación, de la justicia social y del cumplimiento cabal de gobernar para todos…En fin, amigas insumisas, amigos no pripanistas, aquí en este nuestro Mexicalpan de las Ingratas, el gobierno está para correr a obreros, para desbaratar sindicatos, para hundir en la pobreza a los campesinos, para aplicar el garrote y la bayoneta contra los luchadores sociales, para entregarse a los intereses de los grandes capitalistas, para vender al mejor postor las propiedades de la nación, para tener funcionarios, que con su posición “católica” atentan contra los derechos de las mujeres, atentan contra las libertades consignadas en la Constitución del 17, la cual, estos señores pripanistas la han modificado más de cuatrocientas veces para ponerla al servicio de la clase en el poder. ¿Cuándo el pueblo mexica hará lo que el pueblo boliviano? Vale. Abur.
2 de diciembre 2009
Cierto analista político, ante una pregunta, dijo que “si quiere saber más o entender mejor sobre la política, lea usted a Shakespeare.” Qué razón tenía el estudioso de los asuntos que se refieren a lo que debe ser la práctica de la ética y el uso congruente de la ciencia moral en la vida diaria de un país determinado. Está más claro que el agua que cae de los cielos que los polacos mexicas no han leído jamás al preclaro autor inglés de obras monumentales como Hamlet, Ricardo III, Otelo, Macbeth. Y yo, humildemente agregaría a otro autor que yace orondo en el Olimpo de los escritores: Miguel de Cervantes, o sea el que escribió para solaz de la humanidad entera el Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha. Sí, las diputadas, los senadores, los jueces, los gobernadores y desde luego el presidente en turno no han tenido en sus manos dicho libro, y si lo han tenido y leído, no lo han entendido y menos lo han asimilado, pues la clase política mexicana es una verdadera vergüenza para la historia escrita por Morelos, por Zapata, por los Flores Magón, por Juárez, por Lázaro, por Carmen Serdán, por Leona Vicario. Pero el “mérito” que tiene la horripilante derecha mexicana encabezada por el más horripilante PAN y seguido de la mano del no menos maquiavélico PRI, partidos que nos tienen, al pueblo, sufriendo sus insensibilidades y sufriendo sus políticas contrarias totalmente a los lineamientos morales y materiales de la Revolución Mexicana. Esta ha sido traicionada una vez y otra por los calderones, por los salinas, por los foxes, por los zedillos, y hoy, el triste hoy, está dominado por el fascismo gubernamental; hoy, digo se presentan en términos ominosos los mismos motivos que hace cien años tenían los revolucionarios: la tierra la tienen los ricos, las haciendas las explotan los ricos, las minas son de los extranjeros, las playas son de todos menos del pueblo, la banca es extranjera, los sindicatos son vapuleados y los obreros despedidos, los campesinos no tienen apoyos fundamentales, los indígenas viven masacrados por soldados y por los ricos. La lista de traiciones sigue. Mejor le paro aquí no sean que una lágrima corra por mi mejilla. Ya no leeré el Quijote ni Ricardo III ni la Constitución del 17, no, no. Que viva la corrupción y el fraude. ¿No? Digo. Vale. Abur.
25 de noviembre 2009
El señor que habita en Los Pinos “ni suda ni se abochorna”. O, como otro innombrable decía: “Ni los veo ni los oigo”. Porqué, amigas insumisas, amigas no pripanistas, digo esto? Fácil, es más que sencillo ponerle el contexto a las frases arriba expuestas, sí, basta con ver a las miles de amas de casa, a las miles y miles y miles de niñas de los trabajadores del SME corridos, despedidos por el señor Calderón. Movilización va, movilización viene, marchan los contingentes de obreros, de trabajadores del campo, de estudiantes, de sindicatos en lucha; inician huelgas de hambre, sufren, son tratados como si fueran escoria social; los golpes mediáticos, los golpes de la policía, las declaraciones de los funestos y fascistas funcionarios calderonianos, todo este negro panorama se abate sin misericordia sobre las cabezas de esos mexicanos, que lloran, rabian sus penurias galopantes, y, como arriba digo el mister que vive en Los Pinos “ni suda ni se abochorna”, “ni los ve ni los oye”. Y esa es la tragedia de la clase trabajadora del país otrora mexicano: despidos, insultos, impuestos, cárcel, toletes, desprecio. Ah, pero la “honorable” Clase en el Poder gozando sus millones y millones y millones de dólares, disfrutando sus bonos, viajando por todo el mundo, hospedándose en hoteles suntuosos, tomando vinos principescos, comprándose sábanas y almohadas sultanescas, trepando a sus yates de ensueño, disfrutando de sus haciendas en donde caballos y perros comen mejor que los obreros electricistas. No, si le digo a usted, amiga zapatista, que ya los trabajadores no sentimos lo duro sino lo tupido, y que allá arriba, en las cumbres doradas de la burocracia polaca, sobra dinero, sobra comida, sobran autos estelares, sobra poder maquiavélico. Por eso, yo que soy de los de abajo, no me queda más que una solución, por fortuna maravillosa y mareadora de la realidad: María, si mi bella y dulce y venusina María, ella, como miles de mujeres electricistas, si no trabaja un día, ese día no come. Iré al encuentro de María a Mi Oficina, y nuestras penas las rociaremos con unos tequilas blancos y cuando el calor nos llegue al cuerpo, raptaré a María en mi cuaco retinto y la llevaré a gozar de los árboles y de las nubes y de las estrellas que todavía no sufren el acoso de la derecha fascistoide que acaba con el país…Digo, ¿No? Vale
Al señor Carlos Bracho le fue otorgado el PREMIO JALISCO, que se otorga por la Revista Jalisco a personajes del Estado de Jalisco que se han distinguido en los ámbitos de la ciencia, la política, el arte y el deporte. El sitio del evento fue el Hotel de las Fuerzas Arnadas, en la ciudad de México. La revista es editada por la sra. Issa Azcárate y por el comité de premiación está el señor Lic. José ignacio Azcárate Velázquez” fecha 20 de noviembre de 2009.
18 de noviembre 2009
Un bolero, de la gran cantidad de bellas canciones que los compositores mexicanos nos han legado, hay uno que dice: “Nostalgia de sentirme abandonado…” y sigue la letra, pero yo quiero quedarme con este verso. Y es que nuestros diputados tiempo ha que han perdido la brújula. Años atrás dejaron de lado la vocación de servicio, han tirado por la borda la búsqueda del bien común, han olvidado para que los hemos elegido, han traicionado a las amas de casa, a los estudiantes, a las universidades públicas, al campo y al ejido. Sí, por eso tengo “nostalgia” por que así como yo, millones de mexicanos nos sentimos traicionados, “abandonados” por los cínicos políticos mexicas. Sí, ahora se han dedicado a saquear a la nación, a darle la espalda a los Revolución Mexicana, a aliarse con los poderosos intereses capitalistas y a hundir a los campesinos y a los trabajadores del campo y de la ciudad. La Revolución se hizo para buscar el reparto equitativo de la riqueza, y ahora ellos los senadores y los diputados, se reparten equitativamente esa riqueza entre ellos, entre sus primos, entre sus tíos, entre sus hijos, entre su parentela, basta con pensar que ninguno de ellos y de ellas puede resistir una auditoría revolucionaria. Basta con recordar a los bribiescas, a las sahagunes, a los montieles, a los foxes, a los Hanks. Basta con verlos comiendo en los restaurantes de lujo, basta con contemplar sus autos principescos y a los guararuas que los cuidan, basta con ver sus propiedades sultanescas para darse cuenta de la horrible realidad mexicana: políticos inmensamente ricos y pueblo inmensamente pobre. Claro, para guardar ese estado injusto de cosas están los jueces, los soldados, los policías. Sí, porque hay de aquél mexica que se atreva a levantar la voz porque las bayonetas, las metrallas, los gases y las macanas se cernirán sobre sus cabezas y las mazmorras tendrán sus lindas puertas abiertas para recibirlos con singular alegría fascista. Esos motivos me hicieron cantar el: “Nostalgia de sentirme abandonado…” y para que no se me olvide el resto de la canción me meteré a MI Oficina, le pediré a María unos caballitos de tequila y comeré unos frijoles con harto chile y acompañados con tortillas de máiz morado. Sí, las penas con comida con menos. Ah, claro, a las doce de la noche pasaré por María y…buenas noches. Digo, ¿no? Vale. Abur.
El maestro Carlos Bracho presentó al público su libro CUENTOS CÍNICOS. en el Centro de Lectura Condesa, av. Nvo. León 91, el día martes 17 de Nov. a las 19hs.
Este es el programa de la obra teatral Don Quijote de la Mancha, concepto del Maestro Bracho sobre la épica obra de Miguel Cervantes Saavedra, con música original de Antonio Calvo. La obra es parte del repertorio de obras literarias del maestro Bracho
11 de noviembre 2009
María me recibió con un abrazo solidario, profundo, cálido. Mi cuerpo tembló ante su mirada de mujer morena. Su cuerpo y el mío unidos en un todo complaciente cargado de amor de dos seres que son de la clase explotada. Y es que el padre de María fue uno de los trabajadores despedidos sin misericordia y que pervivía en el SME. Y ahora gracias al presidente del empleo sufre las horribles consecuencias de ser un hombre sin futuro, un hombre que dejó su vida en las labores cotidianas y como recompensa a sus desvelos, a su presencia en las instalaciones peligrosas, a trabajar colgado de los postes, de recibir los iracundos rayos de sol y maniobrar con cables de alta tensión que con cualquier descuido la vida se va en un suspiro. Y después de muchos años de trabajo, después de laborar durante tanto tiempo, ahora el señor Calderón, con la mano en la cintura lo manda a la calle, lo despide, lo ningunea, lo anula, lo sacrifica, lo vapulea, lo denigra. Y claro, el presidente el empleo no toca a los poderosos, a ellos no los despide, no les echa al ejército, no les manda a los granaderos, no los liquida con miserias ni mucho menos, no, todo lo contrario, a los ricos los apapacha, los consiente, y para colmo, sus cómplices, lo políticos mexicas, aprueban presupuestos dignos de un país explotador y entregado al capitalismo feroz
–el caso de México-, presupuesto que a los dueños de la charola del dinero no los castiga, presupuesto que agrede a las universidades públicas, a los estudiantes, a la educación y a la cultura y al campo lo azota con el látigo del desprecio. Por eso, por la injusticia y por la falta de moral republicana, María me recibía así, con los brazos abiertos para recibir algo de calor, algo de amor en estos tiempos de saqueo y de entrega de la nación mexicana a los intereses de los explotadores. Por eso María, con sus ojos negros como capulines solares y con su boca sensual y cálida me recibía así, por mi solidaridad con las desdichas de su padre trabajador y cesado ahora. Por eso María me brindaba su calor, porque ella necesitaba también calor, calor para soportar s los diputados cínicos que ganan dineros insultantes y cuyos privilegios no los tocan ni los merman. El palpitar del corazón de María es el palpitar acelerado de millones de madres mexicanas, desamparadas por el calderonismo atroz. ¡hasta cuándo aguantarán? Vale. Abur.
4 de noviembre 2009
En toda la república –otrora mexicana- se conmemoró el “Día de los Muertos”. Lágrimas y recuerdos grandes. Lamentos y sollozos. Coraje y rabia en los rostros de todos los mexicanos -los de la clase dominada, claro- o sea más de ochenta millones, o sea los pobres, o sea los trabajadores, las amas de casa, los obreros despedidos, los campesinos, los estudiantes, los indígenas, los taxistas, o sea el mero pueblo, o sea la ex raza de bronce, o sea los jodidos, etc. Sí, Día de los Muertos, los muertos por los cínicos y desvergonzados diputados y senadores del prian, que trabajan para “beneficio” del pueblo, o sea los que se “sacrifican” para que las universidades públicas tengan un gran presupuesto, o sea los se “desviven” para llevar a México a las cumbres enhiestas de la properidad, sea los que tienen la nariz larga, larga, más larga de Pinocho, pues esto que dicen son platos de lengua, son discursos vanos y huecos. Por eso el llanto del pueblo, por eso el llanto de los “muertos”, los muertos por los políticos mexicanos que le meten la daga y la lanza y la bala y la bayoneta y la pólvora a los desposeídos, o sea, los Muertos, o sea los “beneficiados” por los pripanistas horrendos. Y se supone que a esos, los diputados, los votamos para que todos vivamos mejor, sí todos, y no nada más ellos y los ricos y los hacendados y los pudientes y los montieles, y las sahagunes y los bribiescas y los foxes. ¿Muertos? Sí, millones y millones de muertos por la ineptitud del señor que despacha en Los Pinos, y que para sobrevivir cuenta con el aval de los maquiavélicos y desvergonzados miembros del partido casi único. ¿Muertos? Sí, millones de muertos por los impuestos pavorosos que aprobaron los polacos mexicas y que lo hicieron par hundir más la triste economía popular, ah, claro, ellos, los pripanistas no tocaron, ni con el pétalo de una rosa, sus sueldos, sus emolumentos, sus salarios, sus bonos, su gasto en guaruras, sus celulares, sus residencias de lujo, sus vinos de princesa y mucho menos tocaron las fortunas de los grandes ricototes, o sea, la clase en el poder tiene más poder y más dinero y los de abajo, la clase dominada, a seguir trabajando, a seguir cooperando para que los ricos sean más ricos. ¿Muertos? Sí, los muertos por el fascismo y por los impuestos canallas. Del coraje ni de María me acordé. ¡Qué horrible cosa! Vale. Abur.