24 de junio 2009

Aquí en este espacio lúdico les he dicho, en incontables ocasiones, tantas como barbaridades y desfiguros hace el presidente en turno, que no vale la pena enojarse con los polacos mexicas. Sí, lectoras insumisas y de todos mis respetos, prefiero hablarles a ustedes de la belleza de los volcanes, de la vista que se recrea con el vuelo de los colibríes, de la salida del sol y el calor y color que proyecta y cobija a los árboles y a las plantas y a las flores. Sí, mejor hablar de la hora de la comida, en donde reunidos los compas y las comadres en la casa, se saborea un pulque de los llanos de Apan –el curado de piñón es soberbio-, y luego, para que no se nos olvide lo mexicano que todavía existe en este Mexicalpan de las Ingratas, deleitarse con una sopa de flor de calabaza –en el molcajete debe haber unos chilitos verdes y aguacate y unas rajas de queso Cotija-; en el tocadiscos habrá música de José Alfredo Jiménez y de Rubén Fuentes; luego seguirá el arroz con dos huevos coronando el plato; las tortillas de maíz morado estarán calientitas; después, como plato fuerte un rico filete de ternera nadando en verdolagas y quelites, y claro unos frijoles negros, refritos, estarán en su cazuela para acompañar tales manjares. De postre pueden hacer, queridas amigas no panistas, unas guayabas cocidas con azúcar y canela. Claro, durante el banquete  -que es bueno, sabroso y barato- a ponerse a platicar de todo, a reír, a recordar viejos tiempos, por ejemplo recordar que antes México era de nosotros y para nosotros, recordar a Juárez y a Morelos, y para que no se indigesten, para que la comida no les haga daño, no hablar para nada de los retenes de soldados y del uso de militares que hace el señor que despacha en Los Pinos, no, no hablen de eso, y menos tocar el tema de las guarderías que impulsó el mismo señor de Los Pinos y que tanta muerte de niños y niñas inocentes a provocado, y claro, no hablen tampoco del tema de la impunidad ni de las injusticias ni de las violaciones a la Constitución del  17, no, no se les vaya ocurrir hablar de eso, porque los retortijones los tumbarán de sus sillas y la alegría mexicana se acabará. No toquen el tema de las sinvergüenzadas de los políticos mexicas y menos de las campañas de los partidos en donde corren carretadas de dinero y las promesas nos atosigan la vida. No, hablen, como arriba digo, del sol, de la luna y las estrellas. Es mejor y más sano. Digo, ¿no? Vale. Abur.

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