Este mes se presentará una antología de cuentos en la que el maestro Carlos Bracho tiene una participación.
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Carlos Bracho se presenta con Don Quijote De La Mancha
Presentación del libro El Amor Intangible
Galardón otorgado por Víctor Hugo Rodríguez al maestro Carlos Bracho, por su fecunda actividad Cinematográfica.
Víctor Hugo representa a Editorial Águeda, la entrega se realizo en Noviembre del 2008.
23 de Marzo 2010
No soplan vientos de fronda en estas tierras mexicas. No, todo lo contrario, por los rincones del norte, por las latitudes del entorno de la república, por costas y montañas lo que sopla, lo que se abate, implacable, son rachas de vientos violentos, son ciclones avasalladores los que caen sobre la inerme población que habita esta nación, que hoy celebra doscientos años de independencia y cien de una revolución. Y los aires, las tormentas, los ciclones que golpean sin misericordia a los pobladores nativos son las figuras que utilizo para retratar todos los males provocados por una clase política que se ha enriquecido a costa de la pobreza popular. Sí, la revolución ha sido traicionada, ha sido echada al cesto de la basura histórica, hoy, las mismas condiciones que provocaron el movimiento armado son las mismas que prevalecían antes del levantamiento: los políticos adueñados del poder, defienden sus privilegios y las ganancias de la clase en el poder, utilizan para ello a la Iglesia, al Ejército, y un sistema judicial entregado a esos intereses; sí, la justicia con las leyes actuales reprime los movimientos sociales y criminaliza todas las demandas de obreros, campesinos y trabajadores: ¡Ergo! ¿Qué se festeja? ¡Qué se celebra? Y en cuanto a los doscientos años de independencia, que con bombo y platillo los políticos lanzan frases, discursos, música y fiestas, celebrando tal acontecimiento, hoy, nuestro país obedece los mandatos de organismos internacionales, la economía está sujeta a los vaivenes de la moneda extranjera, la cultura entregada a las empresas internacionales, el cine entregado a potencias extranjeras, los mares, los ríos, las playas en poder de extranjeros, la minería dominada por extranjeros, el petróleo dado a manos extranjeras, el ataque frontal contra los ejidos, la educación en manos de personajes de derecha, y así la lista de traiciones está a la vista, por lo tanto: ¿Celebrar qué? ¿Festejar qué? ¿Celebrar que los trabajadores somos las víctimas del capital grosero, festejar que el ejército y policías reprimen a mineros, campesinos y amas de casa, aplaudir la venta de las propiedades de la nación y del pueblo, hacer fiestas por la pérdida de la soberanía? Mejor no sigo. Como no tengo dinero, tengo mucho corazón para tomarme unos tequilas y aguantar el chaparrón calderonista. Digo ¿no? Vale.Abur.
Carlos Bracho se presenta en velada literaria en San Luis Potosí.
24 de Abril 2010 a las 17hrs en la Sala Franxisco de la Maza del Museo Arq Francisco Javier Cossio Lagarde, San Luis Potosí.
Carlos Bracho visto por otros creadores
3 de marzo 2010
María, mi bella amiga oriunda de Xomimilco, ponía en mi mesa que mira a la calle, una ringlera de tequilas y en el molcajete del centro guacamole con unas suculentas rajas de queso Cotija; para apurarme en esta tarea unas humeantes y calientitas tortillas de máiz morado me hacían “ojitos” y yo devoraba todo con singular alegría. De la mesa contigua un paisa –de los corridos feamente por el presidente del empleo- electricista sin chamba, me dijo: -“ese, mi Carlos, vamos a brindar por un hombre de bien, un hombre que toda su vida luchó encarnizadamente por la justicia y que combatió desde su alta tribuna de escritor comprometido, por los derechos de los indígenas, por que las libertades constitucionales no fueran violentados y se respetaran sus postulados”-. Claro que alcé mi copa y brinde por Carlos Montemayor. Claro que me eché el otro tequila en honor de este hombre que se nos adelantó un poco en la carrera ancestral de la muerte. Y el paisa siguió diciendo a los concurrentes de Mi Oficina: – “que lamentable es el que mueran personas valiosas, entregadas a una lucha reivindicadora por tener una sociedad mejor, y que horrible ver como siguen vivitos y coleando los jueces venales, los soldados que han asesinado a jóvenes, los calderones, los Horcasitas, los foxes, las marthas, los bribiescas, los chapos, los lozanos, los curas pederastas, los mochaorejas, y los rateros que asolan carreteras y calles y caminos de este México que antes era nuestro…”. Una lágrima escurrió por su dura mejilla. María y yo lo seguimos en su dolor. Luego reinó un silencio impresionante en la cantina mía. Todos los concurrentes –que no eran muchos, por la crisis y por los aumentos a gasolinas y a todo, que el señor que despacha En Los Pinos nos ha encajado, y que claro, él, y sus secuaces ganan dinero que es un insulto a Juárez y a Morelos y a la dignidad republicana-, apuramos nuestros tequilas para entrar en calor del horrendo frío que nos provoca el que los mismos que hace doscientos años y hace cien años se opusieron a la lucha por la independencia y que estuvieron en contra de la revolución de hace cien años, sean hoy los que desde el “gobierno” traten de celebrar o conmemorar dichos aniversarios. Qué cinismo. Apuré mi último tequila y salí con María a caminar y así no llorar del dolor por esta tragedia mexicana. Vale. Abur.
23 de febrero 2010
No soplan vientos de fronda en estas tierras mexicas. No, todo lo contrario, por los rincones del norte, por las latitudes del entorno de la república, por costas y montañas lo que sopla, lo que se abate, implacable, son rachas de vientos violentos, son ciclones avasalladores los que caen sobre la inerme población que habita esta nación, que hoy celebra doscientos años de independencia y cien de una revolución. Y los aires, las tormentas, los ciclones que golpean sin misericordia a los pobladores nativos son las figuras que utilizo para retratar todos los males provocados por una clase política que se ha enriquecido a costa de la pobreza popular. Sí, la revolución ha sido traicionada, ha sido echada al cesto de la basura histórica, hoy, las mismas condiciones que provocaron el movimiento armado son las mismas que prevalecían antes del levantamiento: los políticos adueñados del poder, defienden sus privilegios y las ganancias de la clase en el poder, utilizan para ello a la Iglesia, al Ejército, y un sistema judicial entregado a esos intereses; sí, la justicia con las leyes actuales reprime los movimientos sociales y criminaliza todas las demandas de obreros, campesinos y trabajadores: ¡Ergo! ¿Qué se festeja? ¡Qué se celebra? Y en cuanto a los doscientos años de independencia, que con bombo y platillo los políticos lanzan frases, discursos, música y fiestas, celebrando tal acontecimiento, hoy, nuestro país obedece los mandatos de organismos internacionales, la economía está sujeta a los vaivenes de la moneda extranjera, la cultura entregada a las empresas internacionales, el cine entregado a potencias extranjeras, los mares, los ríos, las playas en poder de extranjeros, la minería dominada por extranjeros, el petróleo dado a manos extranjeras, el ataque frontal contra los ejidos, la educación en manos de personajes de derecha, y así la lista de traiciones está a la vista, por lo tanto: ¿Celebrar qué? ¿Festejar qué? ¿Celebrar que los trabajadores somos las víctimas del capital grosero, festejar que el ejército y policías reprimen a mineros, campesinos y amas de casa, aplaudir la venta de las propiedades de la nación y del pueblo, hacer fiestas por la pérdida de la soberanía? Mejor no sigo. Como no tengo dinero, tengo mucho corazón para tomarme unos tequilas y aguantar el chaparrón calderonista. Digo ¿no? Vale.Abur.
17 de febrero 2010
Cuando observo el vuelo rasante de los colibríes, mis ojos se llenan de luces y de colores iridiscentes que despiden sus alas que se mueven a velocidades extremas. Sí, ese es un espectáculo digno de verse. Y todas las aves en vuelo son magníficas. Recorren distancias enormes, como la mariposa monarca, cuya resistencias granítica y su orientación sin par, ya la quisiéramos los humanos para un día de fiesta. Y los habitantes de Chalco y Neza y de Angangueo y del Arenal, cuyo dolor es infinito, y que cuando las aguas comenzaron a caer a torrentes, cuando la tragedia se cernía sobre sus casas, pienso que para salvar sus vidas, para salvar sus propiedades, sus utensilios de cocina, sus camas, sus prendas de vestir, sus alimentos todos y ellos mismos, si hubieran tenido alas –soñar ante la tragedia, no cuesta nada-, a las primeras gotas, a los primeros embates naturales, sus casas completas, desplegaran sus alas y huyeran así del peligro. La horrible realidad nos dice tercamente y de siempre que la cosa no es así, que aquí en la tierra, los humanos no tenemos alas, que dependemos de nuestros brazos y piernas para tratar de correr. Nada. Los mexicas afectados comprueban una vez más que están solos, que las palabras de los políticos calderonistas suena a todo menos a canciones de cuna, suenan a amenazas y a promesas que siempre hacen, desde años y años y más años atrás. Este gobierno ha exasperado los ánimos de los mexicanos. Las condiciones de millones de trabajadores son de verdadera penuria. El presidente del empleo se dedica a golpear a los obreros, a despedirlos, a correrlos a ningunearlos. La situación es como una vez dijo el padre Camilo Torres: “con el sistema de leyes actual es imposible esperar justicia para los pobres”. Hoy, con los foxes y los calderones la justicia rápida y expedita y cabal y para el pueblo es un utopía. Hoy con este gobierno el crimen, la sangre, la impunidad, la violación a las garantías individuales, la justicia brilla por sus ausencia. Los momentos que se viven, son los mismos que dieron motivo a los revolucionarios para acabar con el régimen porfirista. Reflexionaba sobre esto cuando María, sonriente, con sus ojos de capulín, me ofrecía mis caballitos de tequila blanco. Sí, a volar con ella. ¿No? Vale. Abur.