Si usted, lectora insumisa, voltea su vista y la dirige hacia el cielo, verá que son muchos los colores que adquieren las nubes, y el mismo azul del cielo nos manifiesta varios tonos que son estupendos. Sí, en lugar de escuchar o ver por tv a los siniestros jueces que con sus fallos nos sumergen a todos los que estamos en pie de lucha en el clima de impunidad legal, que es la máxima hazaña lograda por el señor que despacha en Los Pinos y ve el cielo, bien y bueno. De veras, amiga no panista, vea el cielo, observe las estrellas, hágale señales a la luna lunera, pídale dinero, y pídale mucho, pues otra de las barbaridades del presidente en turno es haber puesto a la altura de las nubes los precios de los jitomates, de los huevos, del pan y de las tortillas, por sólo citar unos cuántos productos de la canasta básica; y subió a alturas solares el precio de la gasolina, del diesel y de todos los insumos necesarios para un campo productivo. Es mejor ver las formaciones de las nubes y los cruces de los aviones y los vuelos de los pájaros que ver las barbaridades de los narcos: cabezas que ruedan, encostalados, amarrados, cercenados, mutilados, quemados. Esa horrible realidad es la que nos han traído los gobiernos panistas. Sí, ya ni llorar es bueno. Ahora lo que viene es la unión del pueblo, la unión de las amas de casa que han sido ninguneadas y golpeadas por los calderones y los foxes, y esa unión y esa rabia y ese dolor al ver que los sueldos de los maridos no alcanzan para nada, sirva para decirles a los panistas y a los priyistas también, que nos veremos las caras en las próximas elecciones y entonces, veremos de que cuero salen más correas. Porque ya estuvo bien de aguantar tantos golpes, ya el pueblo mexica no siente lo duro sino lo tupido; sí, ya no queremos queso sino salir de la ratonera, y para salir de la ratonera nos queda –a usted, a mí, a todos- un camino: ejercer nuestro derecho al voto y botar con esta fuerza popular a los que han vendido a la nación, botar a los y las que han medrado desde sus redituables puestos públicos, botar a los diputados engañabobos, botar a los senadores que se enriquecen a costa del erario, botar a los jueces que castigan al cartero y al indígena y que amparan a los montieles, a los bribiescas y a las sahagunes. Sí, pase usted la voz: ¡Votar! Para botar a los que no cumplen, para botar a los que roban y engañan. Digo. ¿No? Vale. Abur.